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Líderes voluntarios: fuerzas básicas de una organización [3 de 10]


Por Agustín Landa G-T.


Existen múltiples maneras de sumar y aportar a una organización civil; pueden ser recursos monetarios, pero también habilidades, capacidades, relaciones y conocimientos que contribuyan al cumplimiento de la misión y sostenibilidad de la institución a través del trabajo voluntario. Ahora bien, ¿cómo hacemos para potencializar la energía de las personas voluntarias?


Cuando hablamos del trabajo voluntario en las organizaciones sin fines de lucro generalmente nos remontamos a la imagen de personas que disponen de sus fines de semana para integrarse a brigadas comunitarias que atienden retos sociales apremiantes, o bien quienes asumen tareas fundamentales en campañas financieras o son miembros de algún comité; su trabajo es muy importante, sin duda. Pero, no olvidemos que existe otra labor voluntaria que resulta estratégica y contribuye a la sostenibilidad de las organizaciones de la sociedad civil: los consejeros.


De acuerdo con la publicación Voluntariado en organizaciones sin fines de lucro: Manual para la gestión eficaz del Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI), la persona voluntaria aporta libremente y sin recibir pago alguno, parte de su tiempo, talento, habilidades, destrezas y conocimientos para apoyar las tareas que realizan las instituciones de este tipo.


Quienes se involucran en el trabajo voluntario obtienen distintos satisfactores que inciden en su vida personal, profesional y espiritual. Un voluntario se identifica con la causa social y desarrolla su sentido de trascendencia al ser parte de las soluciones a problemas sociales.


En este sentido, las personas que son voluntarias como los consejeros destinan un espacio en su agenda de manera recurrente para tomarle el pulso a las actividades, aportan su visión, experiencia y acompañan de cerca los avances de la organización. Pareciera irreal, pero son precisamente ellos quienes con su dinamismo dan solidez a las decisiones que está tomando el equipo operativo para cumplir la misión de una organización.


Entre las buenas prácticas que consideramos en LANZA para una procuración de fondos eficiente, reconocemos la relevancia del Liderazgo voluntario, siendo los Consejeros los primeros voluntarios que definen la misión, visión y dan dirección a las metas. En nuestra experiencia reconocemos que las instituciones más exitosas son aquellas cuyos consejeros son proactivos, en lugar de reactivos, involucrados en el proceso de procuración y cuyos compromisos financieros marcan el paso para el apoyo filantrópico de otros.


Desde nuestra perspectiva es vital considerar un liderazgo voluntario que ayude a guiar áreas en las cuales sus energías e inversiones tangibles puedan tener un impacto medible sobre esas iniciativas y programas considerados importantes por la organización en general.


La organización debe tener cercanía con líderes voluntarios sobresalientes que puedan influenciar a aquellos con la capacidad para realizar compromisos considerables, es decir, contacto con personas, empresas e instituciones donantes. El liderazgo generalmente fluye hacia el exterior desde el cuerpo gobernante de la institución y es un elemento esencial para la recaudación exitosa.


Ahora bien, potenciar la energía, entusiasmo y compromiso de las personas voluntarias es una tarea que la organización debe asumir permanentemente, siendo congruente, optimizar los procesos y gestiones con miras a ser cada vez más profesional y eficiente, y desarrollar un sistema de reconocimiento y retención para alentar la participación de líderes voluntarios en su Consejo directivo.


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En la entrada del siguiente mes abordaremos la importancia de la Comunicación eficaz; el cuarto de 10 puntos que un buen programa de procuración de fondos debe considerar. ¡No te la pierdas!


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