
Por Paola Arizpe
Las bases sólidas y una buena estructura de nuestra organización son la mejor tarjeta de presentación que tienen ante inversionistas sociales, donantes y aliados estratégicos, e incluso para quienes se acercan por primera vez a conocer el trabajo que realizamos.
Todo comunica, pero sin duda la primera impresión simplemente construye la imagen que se forja de una organización de la sociedad civil y por ende, la intención que puede tener un donante o aliado estratégico para conocer a nuestra institución e incluso, ser parte de nuestros esfuerzos para cumplir nuestra misión.
Nuestro quehacer en LANZA nos ha permitido identificar las mejores prácticas en la procuración de fondos a nivel mundial. En nuestro decálogo para un ejercicio exitoso identificamos que una “Imagen Favorable” es vital para que tu organización trascienda entre sus audiencias. Esto contribuirá sin duda a que potenciales donantes se puedan identificar con ella, acepten colaborar con soluciones y contribuyan al cambio que anhelamos ver en nuestras comunidades.
Es imprescindible que las organizaciones cuenten con una reputación sólida, que represente una solución clara, innovadora y sobresaliente que resuelve y atiende las necesidades de los diversos grupos de interés, tanto interna como externamente.
Una reputación sólida debe comunicarse consistentemente y de manera coherente a los donantes y aliados estratégicos de la institución, así como a aquellos que conforman la familia interna de la organización, desde los consejeros hasta el staff. Una estrategia de desarrollo interna exitosa debe incluir los mensajes claros y acciones que comuniquen por sí mismas la misión y visión de la organización, consideramos en LANZA.
Desde el punto de vista de la Mercadotecnia de Van Riel en 2000, la comunicación corporativa es un instrumento de gestión por medio de la cual toda forma de comunicación interna y externa conscientemente utilizada, está armonizada tan efectiva y eficazmente como sea posible, para crear una base favorable para las relaciones con los públicos de los que la institución depende.
Sin duda, si hay algo que cuidar es la imagen de la organización, desde cómo se comunica hasta cómo nuestros consejeros y colaboradores se muestran comprometidos con la causa, no olvidemos que es un bien intangible que se construye con la suma de esfuerzos de quienes la integran.
La imagen es el vivo reflejo de los buenos resultados que tiene el equipo, del buen manejo de la institución y de crear hacía el exterior el sentimiento de querer pertenecer a esa organización que desde afuera se percibe como destacable. Como bien intangible también toma forma de todos los bienes tangibles que va construyendo la institución y del impacto social en la comunidad.
Por esto es que resulta valioso profesionalizarse, atender las oportunidades en la procuración de fondos y las posibilidades de fortalecimiento de nuestra organización con el fin de que podamos comunicar en acciones una estructura intachable y gestión organizada desde adentro. Hoy, te dejo esta reflexión: ¿has pensado en cómo se percibe tu organización?
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En la entrada del siguiente mes abordaremos la importancia del liderazgo voluntario en nuestra organización para poder influenciar hacia el exterior y cómo esto puede contribuir a una procuración exitosa. ¡No te lo pierdas!
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